Bautista del Septimo Dia
  La Iglesia (Historia)
 

La Iglesia,

Columna y Baluarte de la Verdad

 

 

 

 

 Según las estadísticas, existen, sólo en los Estados Unidos, 233 organizaciones religiosas, que se extienden a 329.673 iglesias locales, con una membresía de 131.350.047. En el mundo hay: 570 millones de católicos romanos, 123 millones de ortodoxos y mas de 330 millones de protestantes.

 

Jesús no se equivocó, ni mintió  cuando dijo: Edificaré Mi Iglesia (Mateo 16: 18), su Iglesia tiene que estar hoy trabajando en la tierra, aunque alguien se halla ocupado en ponerla entre muchos grupos que dicen ser la iglesia de Jesucristo. Las Sagradas Escrituras nos ponen en guardia y nos advierten sobre estos grupos:

 

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandaran abstenerse de alimentos que Dios creó (...). A los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene (...) Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad (...) para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo (...). Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en lo cielos. Muchos   me    dirán    en    aquel    día:    Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.  (...). Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente (...), hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios (... )”.

 

1 Timoteo 4: 1 al 3; Tito 1: 11, 13 y 14; Gálatas 1: 6 y 7; Mateo 7: 19 al 23; Judas 3 y 4.

 

Estos y otros muchos pasajes de la Escritura (La Biblia), nos muestran que en este tiempo habrían grupos religiosos, que utilizando el nombre de Dios o de Cristo,  sacando textos de la Biblia, que sin el contexto, dicen lo que uno quiere que digan, y con apariencia de piedad, engañan y provocan confusión religiosa.

 La Biblia nos dice que la Iglesia de Jesucristo es columna y baluarte de la verdad. “Para que si tardo, sepas como debes conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”. 1 Timoteo 3: 15.  Y que en la Iglesia, debemos, anunciar y alabar el nombre de Cristo. “Diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré”. Salmo 22: 22; Hebreos 2: 12

 

Daremos a continuación, un  repaso histórico, a la trayectoria de la Iglesia de Jesucristo, desde el tiempo apostólico hasta nuestros días, para así,  instruir a los fieles y encontrar la Iglesia que Cristo compró con su sangre,  “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia del Señor, la cual Él ganó por su propia sangre.” Hechos 20: 28.

 

Las enseñanzas de Cristo, durante los tres años y medio de su ministerio,  su muerte (año 31) y su resurrección, después de tres días, culminó con el nacimiento de la Iglesia, evento que ya Él había predicho “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,  y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1: 8.  Y  cuando todos estaban juntos, orando, como les había dicho el maestro “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mi” Hechos 1: 4. En el día de Pentecostés:  “Cuando llego el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la   casa   donde   estaban   sentados;  y  se  les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” Hechos 2: 1 al 4

 

 Unger, en su libro: El Mensaje de la Biblia, de la  Editorial  Moody,  en  la  pág. 581, nos dice: “Al recibir la incipiente iglesia el don del Espíritu, y ser su depositaria, recibió algo que para ella sería de muy largo alcance. Le dio a Pedro el empuje que le permitió pronunciar su gran sermón en el que declara el carácter mesiánico y el señorío de Cristo (Hechos 2: 14 al 36). Hubo tres mil convertidos que recibieron el don del Espíritu Santo (37 al 41). A esta comunidad de creyentes recientemente formada le confirió poder y unidad (42 al 46), y le dio un crecimiento que iba en constante aumento”.

 

Ese fue el comienzo de la Iglesia de Cristo, la Iglesia que Él tanto amó, y que dio su vida por ella.

 

La Iglesia, tuvo en estos primeros siglos, dos importantes enemigos, o mejor dicho, tuvo dos importantes grupos de enemigos. Los de fuera, la persecución tanto de hebreos como de paganos, que quisieron acabar con lo que Cristo fundó, encarcelando y matando a sus seguidores, en esto se encontraba Saulo, que después llegó a ser el famoso apóstol Pablo (Hechos 8: 1 al 3). Muchos cristianos murieron como mártires, por no negar a Jesucristo, fue una época negra que muchos quieren olvidar, pero que está en los anales de la Historia.

 

Samuel Vila y Darío Santamaría, en su obra. Enciclopedia Ilustrada de Historia de la Iglesia. Editorial Clie. Pág. 36, nos dicen:

 

“Muchos de los hechos acaecidos en las persecuciones han sido deformados por la imaginación poética, y la gratitud de los cristianos cuando ya establecidos y triunfadores, miraban hacia los momentos difíciles de las iglesias antiguas, pero las persecuciones romanas fueron terribles y el alerta lector de la historia antigua, encuentra en los monumentos, escritos y acontecimientos, de los siglos II y III especialmente, los vestigios del odio que los paganos profesaban al Cristianismo y su afán por destruirlo”.

 

El  segundo  grupo,  con  los  que  se  enfrentó el cristianismo primitivo,

mucho más peligroso que el primero (los de fuera), fueron, los que hicieron daño desde dentro. “Cristianos”, entre comillas, que empezaron a cambiar el mensaje puro de Cristo, de los cuales, ya tenemos mención en el Nuevo Testamento: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo,  para seguir  un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo (...). Pues no somos como muchos, que negocian, falsificando la Palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.” Gálatas 1: 6 y 7; 1 Corintios 2: 17.

 

En  los  primeros  siglos del cristianismo, se empezaron a difuminar doctrinas que estaban, y siguen estando, arraigadas a la Biblia. Unger, en la obra ya citada, en la pág. 926, nos comenta:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

doctrina de Cristo), con el paganismo, provocó que la Iglesia, aunque corrompida, se había hecho universal, o lo que es lo mismo católica, por esa razón, se le llamó desde esa época, a esta iglesia ya lejos de la enseñanza de Cristo, Iglesia Católica.

 

El escritor bautista, Justo Anderson, en su: Historia de los Bautistas, en el tomo 1 y en las  páginas 45 , 46 y 54, nos comenta sobre el tema: 

 

“En realidad, el término, Principios Bautistas es inapropiado. Son mas bien    principios   neotestamentarios.  Fueron    practicados   por  la   iglesia

primitiva. Sin embargo, pronto iban desapareciendo en el curso de la historia eclesiástica. Estando de acuerdo con los anabaptistas continentales del siglo XVI, la mayor parte de los  bautistas  cree  en  la (caída de la iglesia), o sea (la gran apostasía) entre los años 100 a 325. Cree que, con la excepción de pequeñas minorías de disidentes, el cristianismo personal paulatinamente se fue convirtiendo en una cristiandad sociopolítica. Aunque existen discrepancias en cuanto a la fecha exacta, los bautistas creen que esta conversión del cristianismo apostólico en una cristiandad constantiniana constituyó una caída de la antigua pureza neotestamentaria”.

        

“Los así llamados Padres Apostólicos ponían sumo énfasis en la autoridad y la lectura de las Sagradas Escrituras, sin embargo, a medida que crecía la importancia de la tradición, disminuía cada vez más la importancia de la Biblia. Basta decir que al principio del siglo V la Biblia se encontraba arrinconada y bajo el dominio de la tradición eclesiástica”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Siglos de oscuridad

 

Paulatinamente, a través de los siglos, la iglesia se fue corrompiendo más y más. Lo primero que cambiaron, como ya hemos visto, fue el día del Señor, el santo Sábado de Dios lo cambiaron al Domingo, por ser el día de adoración del paganismo. Veamos lo que al respecto, nos comentan Samuel Vila y Darío Santamaría, en la obra ya citada Pág. 61:

 

“Por esa época (siglo IV) ya Constantino había abierto las puertas a los cristianos para acceder a los más altos cargos de la administración: consulado, prefectura de Roma, y prefectura del pretorio. Entonces se estableció el DOMINGO como día obligatorio de reposo en todo el Imperio y los cristianos cambiaron desde el SÁBADO al día siguiente el horario de sus cultos (...).”

 

La Biblia, para tapar los errores fue siendo poco a poco ocultada, hasta que llegó a ser prohibida para los cristianos. Llegando, la Iglesia oficial, a decir a través de lo siglos, verdaderas aberraciones.

 

Acudamos al libro de Samuel Vila, A las Fuentes del Cristianismo, en la tercera Edición, pág. 95.

 

“La Iglesia Católica Romana ha declarado: Que ningún hombre ose poseer una Biblia sin licencia del Obispo (Concilio de Trento). Es un error escandaloso sostener que todos pueden leer las Sagradas Escrituras (Bula Unigenitus, de Clemente XI). Dar la Biblia a los legos es echar perlas delante de los cerdos. Las traducciones de la Biblia a las lenguas del pueblo han hecho muchísimo daño (Palabras del Cardenal Osio).

 

La Salvación, dejo de ser por gracia, por medio de la fe, empezó a ser por las obras que hace cada persona. Se empezaron a agregar nuevas y extrañas doctrinas en la iglesia, repasemos algunas:

 

 

La invocación a los santos (617)

Las Indulgencias (1022)

Celibato del clero (1123)

Confesión auricular (1215)

El dogma del Purgatorio (1439)

La Inmaculada Concepción (1854)

La infalibilidad del Papa (1870)

La  ascensión de la virgen al cielo (1950)

 

Por esta razón, y poniendo el Nuevo Testamento como manual de la Iglesia, el historiador bautista Roberto A. Baker, en su libro: Los Bautistas en la historia, en la tercera Edición, y en la  pág. 12, nos dice:

 

“Cualquier  esfuerzo  para  justificar  una

doctrina   como   cristiana,    simplemente   por

haber   sido  introducida   por   algún    teólogo

 hace   mil   años,   repugna    a    un    cristiano

neotestamentario.  La autoridad deriva tan solo

 del Cristo viviente cuyo  mensaje  se halla en el

Nuevo Testamento. Aun la tradición unánime de

 mil  teólogos  a  través  de  mil  años  no  puede

permanecer en pie frente a una verdad revelada

en el Nuevo Testamento. Los libros de historia no son inspirados divinamente. Los concilios eclesiásticos con frecuencia se han valido de maquinaciones, y la tradición eclesiástica ha sido falsificada para dar crédito a alguna enseñanza totalmente ajena al Nuevo Testamento”.

 

Luz en la oscuridad

 

Hagamos, ahora, un  rápido repaso, a algunos de los grupos, que estuvieron al margen de la apostasía de la Iglesia Imperial Romana, que lucharon,  y  muchas  veces  dieron  su  propia  vida por  la fe que una vez fue

 

dada a los santos; siguiendo, dentro de lo  posible, lo que Dios nos pide en su Palabra.

 

    Empezaremos con los llamados:

 

Montanistas:  Muy poco después de la primera mitad del siglo segundo, empezaba, un gran despertamiento espiritual, dirigido por Montano.  Los partidarios del montanismo, entre los que se encontraba el gran escritor y  predicador  cristiano  Tertuliano, predicaban el regreso a las Escrituras, y la venida de Cristo entre otras doctrinas; fueron excomulgados en el año 236. Los montanistas, después  de ser rechazados por la Iglesia oficial, continuaron su obra como un movimiento clandestino, protestando contra el formalismo y mundanalidad de la Iglesia oficial.

 

Novacianos: En el siglo III de la era cristiana, ya eran patentes las herejías dentro de la Iglesia. Habían dos grandes sectores, los relajados, y los estrictos, en el momento cuando los relajados y corruptos estaban gobernando, la iglesia o grupo de los seguidores de Novaciano, se convirtió en la verdadera Iglesia de Cristo. El llego a ser el pastor de la Iglesia separada, sirviendo como ejemplo a iglesias de todas partes, se sabe que habían cientos de iglesias novacianas. Cuando Constantino intento unir a los Novacianos con la Iglesia de Roma, estos rechazaron la propuesta de Constantino, pues, comprendían el peligro que tiene la unión de la Iglesia y el Estado.

 

Los Paulicianos: En el año 670, un hombre llamado Constantino (no el emperador), hospedó en su casa a un cristiano que iba de paso, este le regaló un Nuevo Testamento, gran regalo en aquella época por la escasez que del mismo había. Se enamoró tanto del Nuevo Testamento y, especialmente, de los escritos del apóstol Pablo, que cambio su nombre por el de Pablo, formó una activa sociedad misionera cristiana, y así nacieron los Paulicianos. Estos cristianos, tenían las mismas creencias que nosotros tenemos hoy. Por su puesto, estaban en contra de todas las doctrinas puestas por la Iglesia Católica  que se salían de la Biblia.

 

Desde el siglo III hasta el VII, tuvieron la antorcha de la fe cristiana, Aquellas primeras iglesias llamadas Montanistas, Novacianas y Donatistas. Cuando estos nombres desaparecen en la historia,  aparecen por todas partes del mundo iglesias paulicianas, por este motivo, creen los historiadores, que el pueblo que se oponía a la Iglesia de Roma desde el siglo II, se fusionó, llamándose ahora los Paulicianos.

Los Pedrobrusianos: Este movimiento evangélico, empezó por Pedro de Bruys,  un cura de una pequeña iglesia de los Alpes. Cuando vio la luz del Evangelio, no pudo quedarse en aquel sitio, y empezó una labor misionera itinerante por todo el sur de Francia, que duraría 20 años. Se cree que con el Nuevo Testamento, y un grupo de Paulicianos se realizó la labor que llevó a miles de personas a Cristo y a su doctrina original.

 

En un concilio que se realizo en Toulouse (Francia) en el año 1119, el cual condenó como herejes a todos los no católicos de   la   época.   Estos    contestaron    con    una confesión de fe de 14 artículos, que nos quedó para comprobar, sin lugar a dudas, que estos creyentes, seguían un cristianismo totalmente bíblico, rechazando todo lo impuro que la Iglesia de Roma había colocado sobre él.

 

Pedro de Bruys fue apresado mientras predicaba cerca de Nimes, y quemado vivo en el año 1124. Su sucesor fue Enrique de Lausanne.

 

Los Valdenses:      Este          movimiento

cristiano,   de   la   Edad  Media,   empezó   con

la   conversión   a   Cristo    de    un   millonario

llamado  Pedro  Waldo;  este  hombre,   después

de   ver  a   un   amigo  morir   mientras  hablaba

con   él,  se   preocupó  por  la  salvación  de   su

alma,  dedicando  toda su vida  y  su fortuna a la

predicación del  Evangelio. Mandó  a traducir la 

Biblia, y  se  podían  ver, a  cristianos  dando las

porciones   de  la  Biblia  en  todas  las  aldeas  y

predicando     el    Evangelio    de   Cristo.    Los

valdenses  crecían  rápidamente, y esto no gustó

a  las  autoridades  eclesiásticas,  por  lo  que   el

arzobispo Guicrard  les prohibió predicar el Evangelio de salvación. Ellos decidieron obedecer a Dios antes que a los hombres, por tal motivo, fueron excomulgados en el año 1181, teniendo que salir de Lyón, lo cual benefició la causa del Evangelio, pues, creció mucho más y en todas partes.

 

Anabaptistas: este nombre, se aplicó a un movimiento que seguía a Cristo, surgido en Europa mucho antes de los reformadores del siglo XVI. Su nombre, que les fue puesto como burla, deriva de su creencia en el bautismo de adultos, sólo a los creyentes que han aceptado a Cristo como su Salvador Personal. Ellos bautizaban a todos sus miembros por segunda vez,  el nombre  anabaptista, quiere decir: rebautizado o bautizado dos veces. Nunca aceptaron ese nombre, porque para ellos el bautismo infantil, no era

Hemos llegado al siglo XVII, siguiendo las huellas de grupos y personas, que no se arrodillaron ante ningún sistema mundano, sino que siguieron el mandato de Jesucristo  que se encuentra en la Biblia. La Iglesia de Cristo nunca pereció, siempre estuvo viva y activa, a pesar de sistemas y hombres que intentaron acabar con ella. La Palabra de Dios, que tantas veces quisieron quitar del medio, seguía viva en estos movimientos de creyentes que amaban la verdad a costa, muchas veces, de sus propias vidas; Jesucristo había dicho: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Se había cumplido su mensaje, su Palabra, se predicó a través de los siglos.

 

Todo lo que la Iglesia Católica Romana arrancó de las Escrituras, y todo lo que agregó de su tradición y de su cosecha, se fue renovando a través de los siglos. Ya en este siglo (XVII), influenciados por la reforma de Lutero, Calvino, Zwinglio y otros; el cristianismo iría adquiriendo poco a poco su forma original:

 

La Salvación, sólo por la Gracia, por medio de la Fe, no por obras.  Efesios 2: 1 al 10

 

La Biblia sóla, sin tradición humana, sin quitar ni poner nada, y para todo el mundo. Juan 5: 39

 

No imágenes,  como lo refleja  el  mandamiento de la ley de Dios. Éxodo 20: 4 al 6

 

No más intermediarios entre Dios y los hombres, solo Jesucristo.  1 de Timoteo 2: 5

 

El sacerdocio del creyente, cada creyente es sacerdote, siendo Jesucristo nuestro gran Sumo Sacerdote. 1 Pedro 2: 9

 

La confesión sólo a Dios, ningún hombre puede perdonar los pecados de otro hombre o mujer, sólo Dios. Hechos 8: 22;  Mateo 6: 6

 

El bautismo, sólo a creyentes y adultos, se administra por inmersión (el cuerpo debajo del agua), no a infantes. Romanos 6: 3 y 4

 

Y así podríamos estar un buen rato, enumerando errores del cristianismo apostata, que los verdaderos seguidores de Cristo, fueron poniendo en su lugar uno por uno.

 

Pero todavía faltaba algo muy importante, y fue en ese siglo, en el XVII, cuando algunos bautistas, en Inglaterra, descubrieron que el sábado, el día de reposo que Dios había bendecido y santificado (Génesis 2: 1 al 3), había sido olvidado por la cristiandad. Como leímos antes, Constantino había

puesto como día obligatorio el domingo. Y los cristianos, no Dios, pasaron sus cultos del sábado al domingo. Ya estaba restaurado el Segundo Mandamiento, ahora faltaba poner en su sitio el Cuarto (Éxodo 20: 8 al 11).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Bautistas del Séptimo Día

           

Las Iglesias Bautistas del Séptimo día, tuvieron su origen con el movimiento separatista en Inglaterra a mediados del siglo XVII, poniendo énfasis en el retorno a las Escrituras tanto en doctrina como en practica, teniendo que ir, si fuere necesario, en contra de la corriente popular.

 

Para ser posible el retorno de los Diez Mandamientos, a la Iglesia que Cristo fundó, y volver a la fe que una vez fue dada a los santos, tuvo que haber mucha lucha y persecución. El cuarto  mandamiento, había sido totalmente olvidado, toda la cristiandad guardaba, desde el tiempo de Constantino, el día domingo, creyendo, y esto ocurre todavía hoy, que es el día  que  Dios  puso  como día de descanso en el Nuevo Testamento. Hombres como: William Saller, Peter Chamberlain, Francis Bampfield, Edward y Joseph Stemett y otros, después de mucho estudio de la Palabra de Dios, pidiendo la guía del Espíritu Santo, llegaron a la conclusión de que el sábado es un requisito indispensable en la Iglesia de Cristo, para seguir el cristianismo bíblico. Al principio, todos estos cristianos sabatarios, como se les llamó, siguieron acudiendo a la iglesia Bautista a la cual pertenecían, guardando el sábado, como día de reposo para el Señor, en sus casas, al ir creciendo el número de los que aceptaban el sábado, como día del Señor, llegó a ser necesaria la separación. La primera Iglesia que se reconoció después de la separación, fue la de Mill Yard, fundada en Londres, en el año 1650. Se fueron formando iglesias, en Londres y en toda Inglaterra.

 

 

Alrededor del año 1660, en el pueblo ingles de Tewkesbury, empezarían a guardar el sábado dos nuevos convertidos a Cristo, el matrimonio Stephen y Ann Mumford, éstos, escapando de la persecución tan feroz que había en esos tiempos contra los que guardaban el sábado, decidieron emigrar al continente  americano. Llegando a Newport, Rhode Island, en el año 1665. Todas las pruebas que tenemos, indican, que los componentes de esta familia fueron los primeros cristianos  en suelo americano, que guardaban el sábado.

 

         Cuando llegaron, había en Newport, Rhode Island dos iglesias cristianas establecidas: La Iglesia Cuaquera y la Iglesia Bautista. La familia Mumford,  como bautistas de muchos años, acudió a la Iglesia Bautista, guardando el sábado en su casa. No pasó mucho tiempo, y ya había un grupo de 9 personas que guardaba el sábado. Esto no gustaba a la iglesia, por lo que se crearon conflictos internos entre los sabatarios y los dominicales, los que guardaban el sábado al final abandonaron la iglesia, aunque de los nueve, cuatro habían regresado al domingo por demasiada presión y no ser fuertes en la fe, los cinco se vieron  en una difícil decisión.

 

Durante ese periodo de tiempo, los sabatarios enviaron varias cartas a una iglesia Bautista del Séptimo Día en Inglaterra, para pedir consejo sobre el asunto. Leamos, parte de una carta que les envió desde Inglaterra Edward Stennet (sabatario), con fecha 6 de Marzo de 1670.

 

“Mis queridos amigos: En cuanto a aquellos que se han retraído del sábado a la infidelidad, luego de haber sido esclarecidos y establecidos en el (aquí se habla de los cuatro que abandonaron el sábado), vosotros no debéis agradaros en ellos sino retiraros de ellos como personas pecaminosas y desordenadas; y si la Iglesia mantiene la comunión con estos apostatas de la verdad, vosotros debéis desear que la Iglesia os despida juntamente; y si la Iglesia se negare a ello, vosotros debéis retiraros puros con toda humildad y quebranto de corazón”.

 

Como se esperaba, los pastores de la Iglesia Bautista de Newport no aceptaron a quienes guardaban el sábado. Después de predicar varias semanas,  sermones contra los Diez Mandamientos, especialmente contra el cuarto,  las  cinco   personas  que  guardaban  el sábado, comprendieron que había que hacer algo al respecto. Viendo lo que pasaba, y siguiendo los consejos que les enviaron desde Inglaterra. En 1671 se convocó una audiencia con los principales ministros y los que respetaban el sábado. Las actas de estas reuniones, se encuentran en los archivos de la Primera Iglesia Bautista de Newport. Este tirante y dramático encuentro se puede leer en El Memorial de los Bautistas del Séptimo Día.  A todos los que guardaban el sábado se les dio oportunidad de hablar, pero la primera que habló fue Tacy Habbard. La historia cita a esta mujer como la primera persona de las colonias que guardó el sábado.

 

En  el  mes  de  diciembre  de  1671, siete personas  hacían  pacto  por  el  cual se  formaba  una  nueva  iglesia  en  suelo americano.   Leamos   parte  de  una  placa colocada en la vieja casa donde se  reunían, en aquella época, los bautistas del séptimo día.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de la tirantez de los primeros tiempos que causó la separación, la relación de los bautistas del séptimo día con otras iglesias bautistas fue muy buena, hasta el punto, que, 20 años más tarde, la Iglesia Bautista de Newport se quedaba sin pastor, y sus miembros votaron para que el pastor Williams  Hiscox de la Iglesia Bautista del Séptimo Día, fuera su nuevo ministro.

 

La Iglesia Bautista del Séptimo Día, dirigida por Jesucristo, siguió creciendo. Otra separación, similar a la que hemos visto en  Newport, Rhode Island, ocurrió en Piscataway,  Nueva Jersey, en 1705, donde Edmund Dunham, diacono de la Iglesia Bautista, habló sobre las convicciones bíblicas de la observancia del sábado. Este diacono con otros 16 miembros, formaron

otra Iglesia Bautista del Séptimo Día. Un tercer grupo de iglesias, se creo en Filadelfia alrededor del año 1700, dirigidas por un movimiento de emigrantes alemanes, este grupo realizó una asociación de iglesias bautistas del séptimo día en Pennsylvania en 1728.

 

Estos fueron los comienzos de la Iglesia Bautista del Séptimo Día en Estados Unidos, que siguieron trabajando recorriendo el país, llegando a las costas del Pacifico a finales del siglo XIX.

 

Nuestra Iglesia siempre se ha caracterizado por su participación en actividades misioneras y educacionales, en colaboración con otras iglesias y responsabilidades civiles. El espíritu misionero se formó en la Conferencia General de 1802, preservando siempre la autonomía de la iglesia local. En 1821 La Conferencia General acordó buscar sociedades para patrocinar misiones, publicaciones y educación,     Este    servicio    ha     tenido    una publicación continuada hasta el día de hoy, siendo el órgano principal, la revista: The Sabbath Recorder, fundada en el año 1844.

 

La Sociedad Misionera ha realizado grandes esfuerzos, en primer lugar, para fomentar a sus pastores para extender la obra del Evangelio de Cristo en sus propias áreas. La sociedad misionera actual fue creada en 1843, y cuatro años más tarde envió misioneros a China, en la zona comunista, trabajando tanto en la fase de educación como en la medicina. Algunos ejemplos de las áreas donde la Iglesia Bautista del Séptimo Día tiene misiones en el día de hoy:

 

 

La Iglesia Bautista del Séptimo Día, siempre ha puesto empeño en la importancia de la educación social, estableciendo escuelas y academias, hasta tal punto que algunas de las antiguas escuelas, se han convertido en seminarios y colegios mayores.

 

La Conferencia General, ha tomado siempre conciencia en temas sociales como: La temperancia y la inmoralidad sexual, instruyendo a sus miembros, para fomentar una sociedad más cristiana.

 

Debido a su énfasis en cuanto a la libertad religiosa y de conciencia, la Iglesia Bautista del Séptimo Día a representado un gran pensamiento teológico. Su principal emblema, el sábado, fue en 1920 fundamental en la controversia moderna.

 

Si recorremos un poco la historia, vemos que la Iglesia Bautista del Séptimo Día, comenzó su andadura en los territorios rurales, pero en los últimos años va alcanzando gran crecimiento en los ministerios urbanos.

 

La Conferencia General, esta organizada como un conjunto de iglesias autónomas e independientes,  cada   iglesia  envía   delegados con temas a tratar en diferentes secciones de asambleas anuales. Las asambleas están compuestas por seis miembros previamente elegidos, que representan cada uno de los departamentos de la Iglesia.

 

Conclusión

 

    

Hemos visto que la Iglesia que Cristo compró con su sangre, que empezó con el derramamiento del Espíritu Santo, que fue fiel el primer siglo; por culpa de hombres sin escrúpulos fue perdiendo su pureza. Pero también    hemos visto, que grupos con  nombres variados  siguieron  el  camino  recto, apartándose de la iglesia que se estaba  convirtiendo paulatinamente en pagana, imperial y romana. Llegando más tarde a la conclusión, que la Iglesia que  sigue la Biblia  como  su  libro de texto,  como  su manual de instrucciones, como su guía, es la Iglesia Bautista y más correctamente, la Iglesia Bautista del Séptimo Día, porque además de sacar a la luz toda la verdad que predica al pueblo bautista, sacó otra verdad que estaba oculta y que el pueblo bautista aun no ve, la santificación del sábado, del día de reposo, del día del Señor. El mismo Jesús dijo: “Porque Señor es del sábado el hijo del hombre”

 

 
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