LOS 7 PRINCIPIOS
BAUTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
1. La Biblia como norma de fe y conducta.
2. El bautismo de creyentes.
3. La libertad de conciencia.
4. La separación de la iglesia y el estado.
5. El sacerdocio universal de los creyentes.
6. El gobierno congregacional.
7. El día de reposo cristiano.
“En realidad, el término principios bautistas es inapropiado. Son más bien principios neotestamentarios, porque se encuentran (en germen) en el Nuevo Testamento. Fueron practicados por la iglesia primitiva. Sin embargo, pronto fueron desapareciendo en el curso de la Historia Eclesiástica. Estando de acuerdo con los anabaptistas continentales del siglo XVI, la mayor parte de los bautistas cree en la caída de la iglesia, o sea la gran apostasía, entre los años 100 a 325. Cree que, con la excepción de pequeñas minorías de disidentes, el cristianismo personal paulatinamente se fue convirtiendo en una sociedad sociopolítica. Aunque existen discrepancias en cuanto a la fecha exacta, los bautistas creen que esta conversión del cristianismo apostólico en una cristiandad constantiniana constituyó una caída de la antigua pureza neotestamentaria”.
Justo Anderson. Historia de los Bautistas. CBP. Tercera Edi. 1993. Tomo 1, pág. 45,
“La norma que se halla en el Nuevo Testamento es el origen y la autoridad para los bautistas.... La salvación para la Humanidad viene solamente por medio de Jesucristo – en ningún otro hay salvación – (Hechos 4: 12; también Colosenses 1: 14). Él es único en su persona y en su relación con la humanidad (Filipenses 2: 6 y 7; Romanos 8: 32; Colosenses 2: 9). Solamente por medio de Cristo puede Dios ser justo y a la vez justificar a aquellos que creen en Él (Romanos 3:26). Jesucristo es el Señor, es Él quien da razón a la historia (Efesios 1: 10; Colosenses 1: 16 y 17). Es probable que la primera confesión de fe de los cristianos es la que se refleja en Romanos 10: 9. La confesión de que Jesús es el Señor, y la creencia de que Dios le resucitó de los muertos, es lo que trae la salvación. El señorío de Jesucristo es total, no hay virrey humano, no hay sobreveedor universal a quien se le ha delegado dominio sobre el alma humana”.
Roberto A Baker. Los Bautistas en la Historia. CBP. Edi. 1978. Pág. 14.
1. La Biblia como norma de fe y conducta.
Para el hombre y mujer bautista, la Biblia es la Palabra de Dios que le indica quién es, de dónde viene y a dónde va. Esta Palabra le revela el amor de Dios para la humanidad encarnado en Jesucristo y sienta las bases para la disciplina cristiana. Lo que se dice y se hace dentro de la Iglesia siempre está influenciado por la contestación a la siguiente pregunta: ¿Qué dice la Biblia sobre este asunto?
No hay escrito, revelación, interpretación o tradición extrabíblicos, por encima de ella, que debamos obedecer o seguir.
Posiblemente usted ha escuchado un adagio que dice: Cuando dos o más bautistas se encuentran; de seguro que van a surgir tres o más opiniones. Los bautistas somos muy individualistas, muy variados y diversos. Insistimos que no existe un mediador que pueda colocarse entre Dios y nosotros, solo Cristo.
Lo que une a los bautistas en todas estas afirmaciones es que creemos que la Biblia es la Palabra de Dios divinamente inspirada. La Biblia es la fuente de autoridad que nos enseña la correcta manera de vivir. En su libro Historia de los Bautistas, Robert G. Torbet escribió acerca del compromiso del creyente con Las Escrituras: se ha observado que los bautistas en un alto grado y más que cualquier otro grupo, han reforzado las protestas del Protestantismo Evangélico contra el tradicionalismo. Los bautistas han hecho ver que son testigos fieles de la supremacía de las Sagradas Escrituras. Que la Biblia es el único libro de fe y práctica que debe regular la vida cristiana. Bien sabemos que en la Historia de la Iglesia, grupos pequeños se dieron a la tarea de ser fuertes en sus bases y en la enseñanza bíblica. De acuerdo con los antecesores de los bautistas, tales como Pedro Waldo, John Wycliffe y John Huss, desafiaron las prácticas no bíblicas como las misas para los muertos, el ofrecer indulgencias por pecados que no se han cometido, de formar peregrinaciones, el de adorar y buscar mediación de los santos. También rechazaron el desmedido énfasis del ritualismo. Para su propio dolor, ellos fueron perseguidos muy cruelmente por la iglesia que aceptaba el principio de la tradición opuestos a la autoridad de Las Escrituras.
Robert G. Torbet. Historia de los Bautista. Judson Press, 1973, pág. 513.
En forma real, los bautistas son “ La Gente del Libro.” Cuando tenemos necesidad de una respuesta, nosotros la buscamos y encontramos en la Biblia. Ya sea que tenga que ver con la iglesia, el ministerio, el camino de Dios. También en lo que concierne a la manera en que debemos conducirnos. Sin negar la importancia de la tradición, nosotros siempre hemos tomado la Biblia como el libro en materia de fe y práctica.
2. El bautismo de creyentes.
Los bautistas consideran el bautismo como una ordenanza del Señor. El bautismo es el testimonio de que la persona ha oído el mensaje del evangelio de Jesucristo y lo ha aceptado en su totalidad. La experiencia del bautismo por inmersión anuncia que el creyente ha entrado a formar parte del cuerpo de Cristo que es su iglesia, con todos los privilegios y responsabilidades que esto conlleva.
Los bautistas podemos enfatizar fuertemente el bautismo de los creyentes. Este es para aquellos que han experimentado el poder salvador de Jesucristo en sus vidas. Es para aquellos que entienden el compromiso que se hace de prometerle a Dios fidelidad. De seguir el camino de Cristo. De saber que han sido transformados.
Los bautistas del séptimo día creemos que las personas que han procedido al arrepentimiento de sus pecados, y han aceptado por la fe al hijo de Dios, HAN NACIDO DE NUEVO (Juan 3: 3 al 7), deben solicitar ser bautizados por inmersión, para testimonio de su fe e identificación con la muerte y resurrección de Cristo (Romanos 6: 3 al 5), se administrara en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo 28: 19 y 20).
“La doctrina que distingue a los bautistas se refiere esencialmente al bautismo; creen que hay que administrarlo solamente a los creyentes adultos, porque sólo estos pueden recibirlo plenamente y concientes de cumplir un acto de fe y de arrepentimiento, y de aceptar la salvación en el nombre del Señor”.
Las Grandes Religiones. Plaza y Janes S. A. Editores. Tomo 6, págs. 610 – 613.
“Por tanto, los bautistas creen que su practica (la del Bautismo y la Cena) es bíblicamente correcta, psicológicamente verdadera, intelectualmente libre, y simbólicamente rica. El bautismo y la Cena no son meros símbolos, actitud que refleja una evaluación muy liviana de su importancia, sino símbolos dinámicos que comunican la verdad y despiertan una respuesta.... En general, los bautistas creen que el bautismo neotestamentario simboliza: La purificación personal del pecado, la recepción del don del Espíritu Santo y la unión mística con Cristo en sus hechos redentores”.
Justo Anderson. Historia de los Bautistas. CBP. Tercera Edi. 1993. Tomo 1, pág. 61.
“El bautismo es la inmersión en agua de una persona ya salvada, para simbolizar su muerte al pecado y la resurrección a una nueva vida en Cristo. (Romanos 6; 4; Hechos 8: 36 a 39)”.
Roberto A Baker. Los Bautistas en la Historia. CBP. 1978. Pág. 18.
“En el Nuevo Testamento, el bautismo, esta ciertamente ligado a una confesión de fe cristiana por parte del neófito, Y así debe ser”.
Jules Lenoir. Historique et Docmatique sur le baptame des enfants. Pág. 77
3. La libertad de conciencia.
Este principio envuelve la libertad de pensamiento y de expresión. Todos los miembros de una iglesia bautista tienen la libertad de pensar y actuar libremente. La acción y el pensamiento deben estar fundamentados en la Palabra de Dios que es la norma de fe y conducta.
Lo que nos hace bautistas, es el hecho de que nuestra libertad de conciencia descansa en lo profundo del corazón. Enfatizamos el bautismo de los creyentes, la libertad religiosa y el sacerdocio de los creyentes. Enfatizamos que las bases bautistas descansan en la libertad de conciencia. Ciertamente éste es el derecho y la responsabilidad individual que tiene cada persona ante Dios. Como creyentes, somos libres de tomar decisiones acerca de nuestra relación individual con Dios.
El creer en la libertad de conciencia, explica nuestra falta de confianza en asuntos de credos, y en la diversidad que existe con y en medio de las iglesias bautistas. Esta práctica tanto en la vida congregacional y denominacional, permiten que El Espíritu Santo trabaje en nuestro medio brindándonos nuevas posibilidades; que nos conducen a nuevas formas de mayor y mejor lealtad.
Libertad de conciencia no quiere decir que podemos ser o hacer lo que se nos antoje. Tampoco el que hagamos las cosas en forma errada. Libertad de conciencia es el descubrir y responder al llamado de Dios en la vida en forma individual. Es el buscar y seguir en el camino de Dios. Es obedecer su completa voluntad. Los bautistas hemos entendido que esto no es algo que puede ser impuesto. Tampoco es el acondicionamiento de vida que esperamos de los demás. Para los bautistas, existen dos implicaciones sobre la libertad de conciencia 1) Rechazamos cualquier tipo de presiones o imposiciones a que se nos quiera someter. 2) Entendemos que la libertad de conciencia es la que nos conduce a no aceptar ninguna forma de acondicionamiento religioso. Por ende, cada uno/a es libre de orar o de no hacerlo respetando la voluntad de cada persona. La libertad de conciencia es lo que nos guía a aceptar un gobierno de orden congregacional. De esa manera, no se imponen ni la voluntad ni el entendimiento de lo que es Dios. Del mismo modo el no aceptar un gobierno de carácter jerárquico, que impone su voluntad imponiendo verdades sobre los demás.
Al analizar el contexto de los diferentes valores, diferimos en términos de cómo es entendida la voluntad de Dios y como la Biblia es interpretada. Eso hace difícil que estemos de acuerdo en todo. Por otro lado, el no tener respuestas para todas las preguntas nos conduce a intensos debates que producen desacuerdos. Estos debates muchas veces terminan en conflictos bien sea con la iglesia o la denominación. Pero el principio sigue intacto. La libertad de conciencia es la esencia que media para ser un bautista.